Educación

Hay un momento en que piensas que el paisaje de esta región de África va a cambiar, y por eso buscas impaciente la esquina de la siguiente calle o la siguiente curva en la carretera. Y encuentras otra imagen en la que no identificas nada de lo que ves con tu mundo. Otras tantas imágenes, en los que por más que intentas mantenerte imparcial, la escena te conmueve, te deja helado, pensativo, reflexivo. "Esto yo no lo he visto nunca, ni lo he imaginado", te dices a ti mismo.

La única estampa del país africano que fotografías sin compasión, es una de las que más urgencia tiene en la actualidad: un aula con unos 40 niños sentados en su pupitre atendiendo con poca fuerza pero risueños y nada

quejosos a un joven profesor nativo.

Fuera de las grandes ciudades de África es difícil encontrar buenas escuelas. Pero el acceso a una educación de calidad es decisiva para la vida futura, sobre todo para los niños de las familias pobres.

El funcionamiento y los resultados del sistema educativo en Zambia son un reflejo de la situación social y económica en que esta sumergida el país, no solo el país, mejor dicho parte del continente africano.

Entre otros problemas debemos destacar la falta de infraestructuras, así como la pobreza y precariedad de las mismas, no sólo en el ámbito escolar sino también en otros como el de las comunicaciones; no es nada extraño que muchos niños y niñas de los que asisten a la escuela, deban recorrer grandes distancias a pie para asistir a sus clases. Además el material didáctico es insuficiente y las escuelas rurales presentan incluso peores condiciones, llegando a no tener conexión a corriente eléctrica, ni agua.

Pero el problema responde a un cúmulo de circunstancias, como la falta de formación de los profesores, la masificación de las aulas, la falta de material o que la lengua de enseñanza sea diferente a la que entiende el alumnado.

Además, al subir las cifras de escolarización en los primeros cursos, pero no conseguir que los niños progresen en el aprendizaje, las clases aumentan el número
de estudiantes y comienza un circulo vicioso donde salen perdiendo los alumnos y la educación.

La solución a mi parecer, es la creación de un modelo de escuela que impulse a seguir construyendo caminos inclusivos en nuestro cotidiano día a día.

No podemos separar las políticas educativas del contexto social, político y económico en el que se desarrollan. Por eso es bueno echar la vista atrás, debatir que queda hoy de esos viejos sistemas coloniales y, simultáneamente, analizar la evolución de las políticas educativas en el periodo de post-independencia, preguntándonos cuales han sido y siguen siendo las razones para que, en pleno siglo XXI, y a pesar de los avances, el continente siga mostrando, en términos generales, el menor desempeño educativo de todo el planeta, en un contexto social de empobrecimiento y vulnerabilidad generalizados.

Ninguna política educativa tendrá sentido en la perspectiva del derecho de las personas y de los pueblos si no contribuye a la mejora de las condiciones de vida de los sectores de población más vulnerables, no debe olvidarse la formación base, pues África, continente no solo de presente, si no, de futuro, no puede descuidar este aspecto, precisamente, con una población esencialmente joven.

África es joven, es futuro, apoyemos a África.